Así lo señaló en la presentación de la ‘Guía sobre las repercusiones laborales de los algoritmos’ en la que participaron los distintos expertos que han trabajado en su elaboración.

La ministra de Trabajo y Economía Social se mostró “a favor” de la tecnología y de los nuevos “retos” que su desarrollo trae y subrayó la necesidad de modernizar la negociación colectiva. “Es clave que lo negocien, que se sienten y adveren los datos sobre estas cuestiones que son vitales en la preservación de las relaciones laborales”, indicó.

Díaz apuntó que también es un reto del “presente” la formación de los trabajadores. “Tenemos que dar pasos no solo en la alfabetización digital hasta niveles no máximos, sino realmente a lo que suponen las sociedades algorítmicas en el mundo del trabajo”, explicó.

Asimismo, incidió en la prevención de riesgos laborales y subrayó que el uso de algoritmos “a favor de los trabajadores” puede atajar riesgos “psicolaborales”, que son los que “están golpeando al mundo contemporáneo de forma principal”.

Para la ministra de Trabajo, la guía responde a un “anhelo de libertad”, ya que los algoritmos “persiguen nuestras vidas privadas, en el mundo del trabajo, tanto que planifican nuestros deseos”. Díaz indicó que el uso de estas fórmulas que el uso de estas fórmulas “puede estar generando usos perversos” y el objetivo es corregirlos.

En este sentido, incidió en la importancia de conocer “quién diseña las fórmulas, cómo se diseña y qué objetivos tiene” porque “si en la propia gestión ordinaria de las empresas hay sesgos y estereotipos” las personas que diseñan estas fórmulas “también tienen sesgos”.

NUEVA HERRAMIENTA

Díaz subrayó que el algoritmo para el control de las horas extraordinarias se llamará MAX. “Está muy avanzado, tiene una enorme virtualidad, con un simple click, tenemos toda la información necesaria para corregir las disfuncionalidades que hay en la propia actuación de las relaciones laborales”, apuntó.

La investigadora de políticas públicas, Gemma Galdón, señaló que el objetivo de la guía era “ser útiles” para los trabajadores que, con la herramienta, sabrán “qué pedirle a los empresarios” y para los empresarios porque “sabrán qué pedirle al proveedor” ya que “en muchas ocasiones, el empresario no sabe cómo se toman las decisiones porque el algoritmo se ha diseñado de forma externa”.

Asimismo, apuntó que otro objetivo era concretar la “transparencia algorítmica” y señaló que la herramienta pide “información general” sobre el algoritmo. “Preguntamos cuál es su lógica, algo mucho mejor que preguntar por el código, queremos los parámetros y las variables, lo que hace que se tome una decisión”, detalló. La herramienta también demanda por las “garantías que se han tomado a la hora de implementar el algoritmo”.

“Si todo se ha hecho bien, se puede instalar sin ningún problema, si no, los sindicatos tienen un documento que les permite hacer más preguntas”, subrayó.