Díaz intervino en un acto de campaña de la coalición Por Andalucía en Málaga, el primero que realiza junto a Errejón, que fue precisamente quien la precedió en el escenario y por tanto la presentó, tan emotivamente que le falló la voz cuando destacó su “perseverancia” frente a la superficialidad y su trabajo para cambiar, “como ya ha hecho”, la vida de la gente. Ambos se fundieron en un potente abrazo que dejó como un leve saludo el que ayer se dieron la vicepresidenta y la ministra y líder de Podemos, Ione Belarra.

Errejón expuso un caso histórico de una ola de calor en Chicago para sostener que murieron menos en los barrios más ricos pero también en los que mostraban más comunidad, y presentó las elecciones como una “lucha moral de valores”, entre “propuestas de vida radicalmente diferentes”.

Diagnosticó que el trabajo es cada vez más difícil y la vida se ha llenado de ansiedad, y frente a ello unos proponen “una guerra de todos contra todos” y ellos, en cambio, defienden “los valores correctos”, la única alternativa posible: “juntarnos, recuperar el control de las instituciones” y que la vida "sea tranquilidad con independencia de lo que uno haya heredado”.

Del presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, “un inmenso monumento a la nada”, Errejón se refirió a que ha dicho que no se ve con la candidata de Vox, Macarena Olona, como vicepresidenta, y recordó que el de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, también lo hizo y lo incumplió. También le atribuyó que “detesta todo lo andaluz”.

“No se puede votar a quien te trata como una tienda de souvenirs”, sentenció, reprochándole querer una Andalucía como mera colonia de turismo barato. En su lugar, postuló un Gobierno que declare la alerta climática, blinde los derechos sociales y atienda la salud mental, y llamó a votar el domingo que viene, porque “la apatía es el chollo de los de arriba” y “no basta con aplaudir en los mítines.