Yanes, que compareció acompañado del secretario de la Conferencia Episcopal, José Sánchez, y cuatro teólogos, explicó que el eje central del nuevo texto pretende demostrar que la libertad del hombre está unida a la verdad revelada por Dios, rasgo que en la cultura moderna aparece disociado.

A juicio de Yanes, la oportunidad de la encíclica viene motivada por la crisis moral que rein en la sociedad e incluso en el interior de la Iglesia. "Existe cierta confusión entre los fieles católicos", en parte por el desarrollo de la ciencia y la técnica, que plantean nuevos problemas morales, y por la presencia de doctrinas teológicas que no facilitan la recepción del mensaje cristiano, explicó.

"Veritatis Splendor" va dirigida directamente a los obispos, los encargados de custodiar la "sana doctrina" con la finalidad de que sea enseñada fielmente y, aunque su elaboración comenzó en 1988, l Vaticano no ha querido difundirla hasta la publicación del nuevo "Catecismo de la Iglesia Católica", que contiene una sistemática exposición de la moral cristiana.

TEOLOGOS DISIDENTES

A aquellos que han interpretado el texto como una llamada de atención a los teólogos "disidentes" u otros que defienden corrientes de pensamiento que rechazan la doctrina de la ley natural (el relativismo o el objetivismo), el teólogo Juan José Garrido les respondió: "Está claro en el texto que no se quiere hacer prealecer su discurso, simplemente plasma algunos principios teológicos".

Sin embargo, la "Veritatis Splendor" señala que compete a los obispos "la función de reconocer o retirar en casos de grave incoherencia el apelativo de 'católico' a escuelas, universidades o clínicas relacionadas con la Iglesia".

Otro aspecto criticado de la encíclica es el referido a la defensa que se hace de la infabilidad del Papa. En este sentido, Ricardo Blázquez, de la Comisión para la Doctrina de la Fe, indicó que esta uestión "no se toca en el texto".

DEFENSA DE LA LEY NATURAL

A juicio de los expertos en Teología, lo que cuestiona la "Veritatis Splendor" es "lo que se entiende por realidad humana". La encíclica revela que la verdadera autonomía moral del hombre implica aceptar que la razón y sus preceptos morales están subordinados a la Sabiduría divina y que la conciencia individual no es la instancia creadora del bien y el mal, sino su testigo.

La valoración de los actos humanos no se deduce, por tanto, dela intención subjetiva o las consecuencias del acto, sino del objeto de la opción, por lo que es posible calificar como "intrínsecamente malos" algunos comportamientos que contradicen la verdad y el bien de la persona, por muy positivas que hayan sido sus intenciones o sus consecuencias.

La encíclica, en la que han trabajado 60 expertos de 16 países y que hoy fue presentada en Roma por el cardenal Joseph Ratzinger, no desciende al nivel de lo concreto para señalar qué actos son buenos y cuáles malos, ino que es un texto dedicado a la reflexión teológica.

Dividida en tres capítulos, el primero presenta una exposición sintética de los aspectos fundamentales de la moral cristiana apoyada en textos de las Sagradas Escrituras, el segundo capítulo expone y rebate algunas teorías moralistas y filosóficas, mientras el tercero es una indicación pastoral.