Ese proyecto es el que ocupa la atención del Gobierno autonómico, que, por iniciativa personal de su presidente, Manuel Fraga, que pretende incrementar el techo competencial de su comunidad hasta el tope previsto en la Coonstitución y evitar la duplicidad en la gestión de servicios.

La propuesta de Administración única prevé la desaparición de nuemerosas delegaciones provinciales de ministerios, aunque reforzará la figura el delegado del Gobierno en cada una de las comunidades históricas.

En el monasterio, Fraga y sus consejeros estudian además la propuesta de reforma del Senado para su conversión en una verdadera Cámara de representación territorial.

En la reunión de hoy, el Ejecutivo perfiló la reforma de la legislación electoral autonómica, que eleva de tres al cinco por ciento el mínimo de votos requerido para entrar en el Parlamento gallego.

Esa normativa hará inelegibles a los alcaldes, que deberán dimiir de sus cargos si quieren concurrir a las elecciones autonómicas.

La reivindicación de una Administración única fue también el eje central del discurso de investidura del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que pretende conseguir para su comunidad la plenitud de competencias, similares a las del modelo de Estado español anterior a 1714.