LA VIUDA DE GREGORIO ORDÓÑEZ COMPARA CON LA "CAMORRA" NAPOLITANA LA SITUACIÓN DEL PAÍS VASCO
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Ana Iríbar, viuda del dirigente del PP vasco Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995, dijo hoy que el asesinato del empresario Ignacio Uria y las reacciones posteriores asemejan la situación del País Vasco a la que se da en Italia con la "camorra" o mafia napolitana.
Iríbar destacó que la respuesta de Juan José Ibarretxe a este asesinato es similar a la que se pudiera dar en Nápoles a una acción de la "camorra", ya que parece que el lehendakari asumiera que a veces "la familia terrorista mata incluso a sus propios miembros del clan, por eso la indignación hoy entre el mundo nacionalista es tristemente mayor".
La viuda de Ordóñez consideró también propia de una situación de intimidación mafiosa que los amigos de Ignacio Uria siguiesen jugando a las cartas horas después de que se produjera el asesinato.
Según Iríbar, estos amigos del asesinado parecen decir que "para qué inmutarse", ya que "tú puedes ser el próximo, así que calladito a casa, y ni un comentario en las tiendas, en el trabajo o con algún vecino en el ascensor de tu casa, sólo con los que conoces muy pero que muy de cerca, vamos, tu madre o alguien así".
"Y VASCA"
Al mismo tiempo, Iríbar se preguntó si los vascos merecen la "Y vasca" en "estas infames condiciones", al tiempo que se interroga sobre "cuándo vamos a tener líderes políticos de verdad que asuman la responsabilidad de combatir el terrorismo".
Según la viuda de Ordóñez, "la democracia vasca es una mentira, la empatía vasca es otra gran mentira, y hasta que no reconozcamos todos el problema, nada va a cambiar, nada, para nuestra desesperación, nuestra frustración permanente ante líderes frívolos e incapaces".
"Exijo", añadió, "que se dé prioridad a derrotar a ETA en todos sus frentes, porque por mucha carretera estupenda que tengamos, por mucha infraestructura moderna que construyamos, seguiremos siendo la vergüenza de Europa".
Asimismo, Iríbar recuerda lo sucedido tras el asesinato el 29 de enero de 1981 del ingeniero José María Ryan, que trabajaba en la central nuclear de Lemóniz (Vizcaya) y que fue secuestrado y asesinado por ETA. La viuda de Gregorio Ordóñez se queja de cómo entonces se olvidó a la víctima y los nacionalistas eludieron sus responsabilidades.
(SERVIMEDIA)
04 Dic 2008
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