EL VIOLADOR DE UNA PROSTITUTA CONDENADO A DOCE AÑOS POR LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID

MADRID
SERVIMEDIA

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 12 años de cárcel al súbdito sudafricano, natural de Soweto, David Rugendo, quien violó, en la madrugada del día 4 de enero de 1990, a la prostituta María Isabel Barrero Bautista. La sentencia acepta como probado que hacia las 3 horas de la madrugada de aquel día, David Rugendo, "transitando por un jardín existente en la calle Bailén (de Madrid), cercano al viaducto, observó que en el mismo se encontraba María Isabel, a la que se aproximó".

"Tras dirigirle unas palabras en inglés", agrega, "la cogió fuertemente por los hombros tirándola al suelo y comenzando a desabrocharle el abrigo, a la par que la golpeaba para evitar que gritase".

A continuación, el procesado cogi a la víctima por el cuello para inmovilizarla y la quitó el resto de la ropa, tras lo cual consumó la violación.

David Rugendo, que durante la vista oral necesitó de intérprete porque no habla español, desmintió en el juicio la versión dada por escrito por María Isabel, en la que, después de relatar los hechos en idéntico sentido al aceptado ahora por la Sección Sexta de la audiencia madrileña, confesó su dedicación habitual a la prostitución.

IRREGULAR DENUNCIA

El tribunal juzgador ha dado po válida, también, la irregular forma en la que se produjo la denuncia de esta violación, ya que los ciudadanos que supuestamente presenciaron la comisión del delito y que lo denunciaron telefónicamente, no pudieron ser localizados para declarar en el acto oral de la vista.

Concretamente, la sentencia dice que "sus gritos y sollozos (los de la víctima) fueron oídos por unas personas que pasaban por el lugar, quienes, al no poder ayudar a María Isabel, optaron por dar aviso al cuerpo de guardia de la Caitanía General, acudiendo en su auxilio una patrulla de la Policía Militar que, guiada por los gritos que escuchaba, localizaron a María Isabel, aún en el suelo y sin la ropa puesta, reteniendo al procesado, hasta que llegó la Policía Nacional".

Según las declaraciones del súbdito sudafricano, no se trató de una violación, sino de una pelea (de la que se declaró culpable) posterior a la realización del acto sexual con una prostituta, María Isabel, con la que tuvo problemas a la hora de ajustar el preco del servicio.

Por otra parte, ninguno de los testigos que declaró en el juicio pudo aclarar al tribunal la realidad de los hechos, pues nadie los presenció personalmente y quienes supuestamente sí los observaron (los denunciantes) no se identificaron en ningún momento ante la autoridad.

(SERVIMEDIA)
30 Mayo 1991
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