El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que regula la venta de bebidas alcohólicas, atiende así las demandas de los productores vinícolas después de tres años y medio de negociaciones.

A pesar de esta iniciativa, las botellas de vino seguirán indicando también en su etiqueta los efectos perjudiciales que el consumo excesivo de esta bebida puede ocasionar sobre la salud de las personas, sobre todo en mujeres embarazadas y conductores.

Sin mbargo, a partir de ahora dicha etiqueta irá acompañada de otros mensajes en los que se explicará que el consumo moderado de vino es bueno para la salud, entendiendo por consumo moderado la ingesta de dos o tres copas diarias cuando acompañan a una alimentación rica y variada. Uno de los mensajes que se estudia incluir es: "Los orgullosos productores de vino le animan a que consulte con su médico de cabecera sobre los efectos saludables de su consumo".

La Fundación para la Investigación del Vino y Nutición, que viene divulgando desde 1992 en España los efectos saludables de este producto, considera histórica la decisión adoptada por la Administración norteamericana, "ya que por primera vez y desde el propio producto se informa al ciudadano de los efectos saludables del vino".