El artículo, fechado el 25 de noviebre y firmado por Walter Haubrich, resume la trayectoria del vídeo desde que empezó a hablarse de él "cuando apenas nadie lo había visto" hasta la abstención del juez Gómez de Liaño de seguir con el caso.

Entre los comentarios que intercala en esa descripción, Haubrich afirma que "los españoles no son precisamente puritanos, no se toman a mal las aventuras sexuales de personalidades de alto rango de la vida pública. Pero en este caso -y éste debe de haber sido el efecto intencionado del rodaje ilegal-aparece un hombre famoso e influyente, íntimo amigo y asesor del presidente del Gobierno Aznar, como una figura ridícula".

También señala que "políticos de todos los partidos, obispos y dirigentes económicos han calificado de 'acción sucia, criminal', esta intromisión ilegal en la esfera íntima del redactor jefe (sic en la traducción) de El Mundo. Pero, en privado, muchos españoles recuerdan ahora que precisamente El Mundo ha publicado a menudo detalles imposibles de demostrar sobre el ámbito privado e personalidades famosas y que su redactor jefe (sic) dijo que las personas públicas no tienen derecho a la protección de su vida privada".