Vidal-Quadras declaró a Servimedia que considera que esta situación tiene "aspectos positivos", porque, en su opinión, más que una bicefalia, sería una "transición ordenada".

Argumentó que las ventajas de que Aznar sea presidente hasta el Congreso ordinaio del PP de 2005 surgen del hecho de que entre el actual líder de los populares y su sucesor habrá una "sintonía absoluta", y de que el futuro candidato no tendrá tiempo para centrarse en las cuestiones del partido.

En este sentido, señaló que el candidato a presidente del Gobierno por el PP tendrá que afrontar unas elecciones generales, "que le exigirán todo su esfuerzo", y después, si gana los comicios, estará ocupado hasta después del verano de 2005 sometiéndose a la investidura y formando Gobiern.

"Con lo cual", remarcó Vidal-Quadras, "el hecho de que el partido esté mientras tanto presidido por Aznar, al candidato le vendrá muy bien".

Añadió que una vez pasado el verano de 2005, el sucesor prodrá preparar con Aznar la transición en el partido, y reiteró que, para el candidato a La Moncloa, simultanear la sucesión con un congreso extraordinario "le hubiera creado muchos problemas".