El representante del Gobierno vasco afirmó que su comunidad autónoma "tiene un tejido industrial fuerte, que ejerce y seguirá ejerciendo hasta el final del siglo XX uno de los elemenos base para el desarrollo del país".

Añadió que las reconversiones no supondrán una rebaja en el volumen de empleo industrial en la región, y que las empresas que queden tendrán mejores posibilidades de competir, gracias a una mayor diversificación de sus actividades.

Dentro de cinco años, anunció, habrá finalizado el proceso de reordenación de la industria vasca, coincidiendo con el fin de la reconversión prevista para los sectores de siderurgia y aceros especiales.

Los elementos que permiirán alcanzar los objetivos de progreso económico en Euskadi son, según Azúa, una ambiciosa red de infraestructuras terrestres, "la mejor que se pueda ofrecer a las empresas en España", unas comunicaciones modernas, con técnicas como la fibra óptica, y una red de gasificación en la que se invertirán más de 350.000 millones de pesetas hasta el año 2000.

Azúa se mostró seguro del apoyo de los agentes sociales al proyecto, debido a un "movimiento sindical colaborador" y a la implicación directa de las emresas en proyectos como el Plan de Competitividad del Gobierno Vasco, "en cuya elaboración están participando 300 empresas".