Martínez lamentó que no hayan sido tenidos en cuenta, a la hora de dictar sentencia, ni los testimonios que favorecen la inocencia del sacerdote, ni las contradiciones de los denunciantes puestas de manifesto a lo largo de la vista oral, ni los móviles que desencadenaron las denuncias.

El cura, de 61 años, fue condenado a tres años de cárcel y 300.000 pesetas de multa por corrupción de menores, delitos del que fueron víctimas unas niñas de entre 11 y 15 años, que aprovehaban los encuentros en los que el sacerdote les mostraba revistas pornográficas para robarle dinero.

El vicario general manifestó que "nosotros creemos que es inocente, que ha sido víctima de su inocencia, de su sencillez, de su buena voluntad y de su buen deseo, y que ha sido objeto de una trampa llena de malicia y de intencionalidad por parte de un ambiente, de un clima y de unas niñas que tenían malicia y que buscaban dinero, y él inocentemente ha caído en una trampa y se ha visto envuelto en todoeste escándalo".

Por todo ello, el obispado de Murcia estudia la presentación de un recurso contra la sentencia condenatoria dictada por la Audiencia Provincial de Murcia.