"Pedid conmigo a Jesucristo que después de este Congreso toda la Iglesia salga fortalecida para la nueva evangelización que el mundo entero necesita", dijo. "Quiera Dios que surjan muchas vocaciones de apóstoles y misioneros para llevar este mensaje a todos los confines del mundo".

El Papa, en su segundo mensaje durante esta visita a España, centrado en el misterio de la Eucaristía y la necesidad de fortalecer la evangelización,subrayó en repetidas ocasiones la necesidad de más vocaciones -"hacen falta muchas vocaciones sacerdotales", "que (el Señor) envíe más operarios a su mies"-, pero dijo que "la Iglesia reclama un nuevo talante misionero en su ardor, método y expresiones".

"El afán evangelizador suscitará una coherencia entre fe y vida en los cristianos y promoverá unas relaciones más equitativas entre los hombres y los pueblos", apuntó.

También se refirió a la necesidad de promover la renovación de la Eucarística n un ambiente progresivamente secularizado: "Las varias formas de culto son prolongación y reparación del sacrificio y de la Comunión, será necesario insistir en las profundas motivaciones teológicas y el culto al Sacramento fuera de la celebración de la misa", explicó.

Respecto a los religiosos y sacerdotes españoles, les pidió que "estén dispuestos a servir fraternalmente a las iglesias hermanas de Latinoamérica en el esfuerzo de la evangelización" y en el espíritu que inspiró la IV Conferencia del piscopado Latinoamericano.

La Adoración Eucarística se sucedió en una ceremonia de gran boato, en la que el Papa apareció en el templo sevillano ataviado con su mitra papal y apoyado en un crucifijo, completamente rodeado de sacerdotes.

Justo en el momento en el que el Papa entró en la catedral, se empezó a escuchar el himno del Congreso Eucarístico Internacional, titulado "Cristo, luz de los pueblos" y cuyo autor es José María Pérez Estudillo.

Tras orar durante unos minutos frente al altarrecitar la oración del Congreso, se escuchó la cantanta 140 de Bach y se procedió a hacer una lectura del Santo Evangelio de San Juan, en la que se relata una alegoría de la vid y los sarmientos.

Al finalizar su homilía, el Papa descansó en una esquina del altar mientras "Los Seises", ballet catedralicio de niños, protagonizó una danza.

Al final de la ceremonia, el Pontífice se trasladó en su coche panorámico al Palacio Arzobispal para almorzar y descansar, mientras era aclamado por miles de sevllanos a lo largo del trayecto.