En el transcurso de la manifestación, los convocantes reclamaron a la Iglesia que condena un espectáculo que consideran "de sangre y muerte".

Clamaron a la Iglesia que "cambie el rumbo, que tiene que condenar todo espectáculo sangriento y que desaloje las plazas de torturas de toros".

En su opinión, la Iglesia debería apartarse de este tipo de festejos. "No es su filosofía, la Iglesia tiene que representar a Cristo y creemos que Cristo no se hubiera metido en ninguna plaza para torturar animales", aseveraron.

La concentración de hoy se produce después de haber pasado seis meses desde que los convocantes se reunieron con el secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, "sin haber recibido desde entonces ninguna respuesta a sus peticiones".