De acuerdo con las investigaciones de Hunt, bien utilizadas, las correderas verticales son capaces de maximizar las corrientes de aire en el hogar y en la oficina, lo que podría ser una forma eficaz de ahorrarenergía y reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Para ello, Hunt, que lidera el departamento que investiga la mecánica de los flujos de la ventilación natural en el mencionado centro londinense, recomienda superponer ambas hojas de la ventana en el punto central de su recorrido, dejando abierto el mismo espacio por arriba que por abajo.

Con ello, se conseguirá que el aire más fresco entre en la habitación por la abertura inferior, facilitando la evacuación del aire caliente através de la abertura superior.

Según el experimento realizado por este departamento, esto sería más eficaz durante la noche, ya que el aire frío refrescaría las paredes, el suelo y el techo de la estancia, que al día siguiente absorberían menos el calor.

Sin embargo, esta recomendación no siempre funciona, ya que para que resulte eficaz la ventana tiene que estar situada a la altura correcta y sus hojas no deben ser demasiado pequeñas. "De lo contrario", explica Hunt, "el aire caliente quedará arapado a la altura del techo, de donde terminará bajando, y la temperatura de la habitación se elevará hasta resultar incómoda para sus usuarios".