Pese a reiteradas preguntas en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, se limitó a expresar el respeto institucional a las decisiones de Pasqual Maragall en el ámbito de sus competencias como presidente de la Generalitat.

Con ese argumento, evitó pronunciarse sobre el anuncio de cese de los consejeros de ERC y de convocatoria de elecciones anticipadas para el otoño, anuncio que se produjo un día después de la aprobación de la reforma estatutaria en el Senado.

El presidente de ERC, Josep Lluis Carod-Rovira, ha dejado claro que ese cese tendrá consecuencias para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero porque la formación independentista se siente con absoluta libertad de maniobra en el Congreso de los Diputados.

Sin embargo, la vicepresidenta quiso lanzar el mensaje de que cualquiera de esas consecuencias deberá ser achacada únicamente a la voluntad de ERC, porque el Gobierno seguirá "trabajando como siempre" con los grupos parlamentarios.

La prioridad ahora, concluyó, es informar a los ciudadanos de Cataluña del contenido del Estatuto para que acudan a las urnas en el referendum del próximo 18 de junio.

En este sentido, se mostró convencida de que los catalanes demostrarán "su madurez" pronunciándose sobre "su futuro", es decir, sobre el Estatuto, al margen de lo que pueda ser después el resultado de las elecciones autonómicas.