La construcción de la tapia, que separa en dos el patio interior, tenía por bjetivo que los drogadictos que acudían al inmueble a comprar dosis de droga no puedan acceder por la entrada principal y sí por un callejón trasero, cuyas características lo hacen más accesible para la vigilancia policial.

Según los vecinos, hasta en cuatro viviendas ocupadas ilegalmente se trafica con estupefacientes, lo que ha originado problemas de convivencia en el bloque.

La construcción, que en principio no contó con los permisos oportunos, tiene unas dimensiones de tres metros de alto porcinco de ancho. En la parte superior los vecinos han colocado protecciones de vidrio "para que tampoco puedan saltar la tapia".

La Gerencia de Urbanismo ha legalizado provisionalmente el muro, previo pago de 6.000 pesetas en tasas, si bien la calificación definitiva requerirá de peritaciones técnicas que se efectuarán en los próximos días.

Los vecinos creen que con esta construcción "no se podrá acabar con la venta de droga, pero sí con el continuo ir y venir de traficantes y drogadictos", asegur un portavoz del colectivo vecinal, que en reiteradas ocasiones ha mostrado sus protestas por el gran volumen de tráfico de drogas en la zona.

Recientemente, el gobernador civil de la provincia, Angel Fernández Lupión, visitó Los Palomares a requerimiento de los vecinos para conocer la problemática de seguridad de la barriada, "pero sólo el día de la visita esto estuvo tranquilo", señalan los vecinos.