Según manifestó Barrasús en declaraciones a los medios, se ha permitido la entrada de los vecinos del número 33 de la calle General Pardiñas, “siempre acompañados de bomberos, para que retiren enseres personales y de vital importancia”.

El jefe de guardia de Bomberos aclaró que solo se permite en el citado número por ahora, ya que en el de la calle Ayala 78, también afectado por la explosión, “tenemos que revisar todavía toda la estructura”. Explicó que ayer no pudieron entrar en todas las viviendas “y ahora vamos a entrar con los técnicos municipales a revisarlo y cuando terminemos, pues ya tomaremos una determinación”.

Los vecinos que están entrando ahora a sus viviendas tienen de cinco a diez minutos para recoger sus pertenencias, “con eso, yo creo que es suficiente”, afirmó Barrasús, que añadió que “ahora mismo estamos trabajando dos dotaciones, y en cada dotación hay cinco bomberos”. Los del número 33 van a poder entrar todos a retirar enseres y “con cada vecino va a ir uno o dos bomberos”. Después “los técnicos municipales decidirán si podrán quedarse ya a pasar la noche, hoy o mañana”, puntualizó.

En lo que respecta al inmueble en el que tuvo lugar la explosión, el portavoz subrayó que han estado “consolidando todos los huecos de fachada, todo el peligro de posibles derrumbes secundarios que hubiese”, apuntalando “mediante todas las estructuras que hemos colocado en los huecos y en el interior también”.

Las dos víctimas mortales de la explosión, un español y un hondureño de 21 y 27 años, se encontraban realizando trabajos de fontanería en el tercer piso del edificio y quedaron sepultados bajo varios metros de escombros en un patio interior. Los bomberos creen que bajaron al sótano a cerrar la llave del gas ante el fuerte olor en el edificio, y murieron inmediatamente debido a la explosión.