En la actualidad, los enterramientos se producen a pesar de que la zona correspondiente a la ampliación todavía no ha sido vallada, por lo que cualquier persona puede acceder a los terrenos del camposanto municipal.

Por ese motivo, los vecinos temen que vuelvan a repetirse actos vandálicos como os acaecidos en el verano de 1989, cuando fueron destruidas brutalmente más de 20 tumbas.

En un principio, las autoridades políticas y eclesiásticas creyeron que se trataba de rituales satánicos relacionados con la magia negra, pero las investigaciones policiales descubrieron que se trataba de simples actos vandálicos.

La anterior corporación ingresó en las arcas municipales 12 millones de pesetas de subvención de la Comunidad Autónoma de Madrid para financiar tanto las citadas obras del cementero como la mejora del servicio de limpieza. Sin embargo, aún no se ha ejecutado en su totalidad ninguno de esos proyectos.