La manifestación, que recorrió las calles céntricas de la ciudad, iba encabezada por miembros del grupo pacifista que portaban una pancarta con el lema, escrito en euskera, "Hasta que Aldaya vuelva a casa".

Entre los participantes se encontraban dirigentes políticos como el consejero de Interior del Gobierno vasco, Juan María Atutxa; el director de Seguridad del Ejecutivo de Euskadi, José Manuel Martiarena; el presidente de Parlamento vasco, Joseba Leizaola; y el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza.

También participaron el Defensor del Pueblo Vasco, Xabier Markiegui, y personalidades del mundo de la cultura, como el escultor Eduardo Chillida y el filósofo Fernando Savater.

Al finalizar la marcha, en el monumento a la Paloma de la Paz, para coincidir con la concentración de los trabajadores de Alditrans, Atutxa declaró que este acto es "un grito a quienes no respetan las reglas del juego de la democracia, para quedevuelvan a José María Aldaya lo que es suyo, su libertad, a cambio de nada, porque lo contrario sería robar y atracarles".

Atutxa señaló que la prolongación del secuestro de Aldaya, que dura ya tres meses, obedece a una estrategia clara de la banda terrorista dirigida a obtener dinero y notoriedad. Agregó que la notoriedad ya la han conseguido, e hizo votos para que no consigan el dinero.

Por su parte, los trabajadores de Alditrans, que se concentraron ante el monumento a la Paloma de la Paz, coo todos los martes, se reafirmaron en la exigencia de la libertad incondicional de Aldaya y dijeron sentirse "agredidos" por el secuestro de ETA, que calificaron de "inhumano y absurdo".

Aseguraron que "no podrá haber paz en Euskal Herria mientras un hijo trabajador suyo esté privado de un derecho inalienable y fundamental, como es el derecho a su libertad".