La aprobación de este plan detallado en 5.000 folios, que debe recibir el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), ha sufrido diversos retraos.

Además, la empresa propietaria de la central nuclear, Hifrensa, todavía no ha finalizado el acondicionamiento de todos los residuos radiactivos que hay en la central, operación que debe concluir antes de que Enresa ponga en marcha el plan de desmantelamiento.

El único residuo que todavía debe tratar Hifrensa es el grafito, para lo cual ha construido una planta de reprocesamiento en la central, ya que parte del combustible gastado se envío a Francia para su tratamiento y el agua de la piscina n la que se almacenaban los residuos de alta actividad fue depurada utilizando productos químicos.

Aparte del plan de desmatelamiento, queda otro documento pendiente de aprobación, la declaración de impacto ambiental que debe emitir el Ministerio de Medio Ambiente.

Cuando todos estos trámites hayan concluido, Enresa inciará el desmatelamiento de la instalación, que se prolongará durante al menos tres años, quedando sólo en pie el edificio que acoge el reactor nuclear, que deberá esperar alrededorde 25 años para ser desmantelado, con el objetivo de que decaigan los niveles de radiactividad en el interior.