El primer consejero de la Generalitat, Artur Mas, anunció esta medida en una rueda de prensa conjunta en Madrid con el presidente del Gobierno catalán, Jordi Pujol.

Según dijo Mas, esta medida tiene como objetiv contribuir a recuperar la confianza de los consumidores en la salubridad de la carne de vacuno.

En este sentido, Pujol aseveró que la obligación de las administraciones públicas es garantizar que no llega carne contaminada a la mesa de los consumidores, "y eso lo podemos garantizar en Cataluña y creo que en el resto de España también".

Pujol encontró descabellada la idea de que el presidente del Gobierno, José María Aznar, comparezca en el Congreso, como pide la oposición, para explicar las medias adoptadas para atajar la crisis de las vacas locas. A su juicio, este asunto debe tratarse en el nivel de los consejeros autonómicos correspondientes y los ministros competentes.

Tanto el intercambio de información como las medidas de control deben adoptarse en colaboración con la Unión Europea y las distintas administraciones, de manera "ordenada y no improvisada", según el presidente de la Generalitat.

En esta misma linea de reflexión, Pujol consideró que se está generando una "alarma socialexcesiva" en relación al peligro que supone esta enfermedad, aunque, a renglón seguido, reconoció que es natural porque "hasta el Papa ha suprimido la ternera de su dieta".

Según dijo, "el Gobierno (central) hace lo que debe" para afrontar este "berenjenal inesperado en que se ha visto metido, de gran repercusión social y con una solución que no es difícil, pero si cara y que llevará tiempo".