No obsante, en declaraciones a Servimedia, Pablo Aguirre, máximo responsable de CESFAC, aseguró que casi todos los compuestos que se fabrican en España tienen en su base un 3% de harinas animales, que no están prohibidas para la alimentación de cerdos y aves.

"Se utilizan pequeñas proporciones de una harina animal", reconoció Aguirre, quien aseguró que el origen de estos compuestos es español y está fabricado a base de huesos (ricos en calcio) y grasas y tendones (ricos en proteínas). Se trata de subproducts de la transformación cárnica, que vuelven a incorporarse a la cadena alimentaria, tras ser sometidos a un proceso de presión y temperatura determinadas.

Esta base de producción de harinas se destina únicamente al consumo de ganado porcino y avícola y nunca a rumiantes, según Cesfac, desde donde precisan incluso que muchas fábricas trabajan sólo piensos para rumiantes o separan la producción en diversas factorías, para evitar correr el riesgo de mezclar materias primas.

"Estamos rodeados de paíss en los que existe la Encefalitis Espongiforme Bovina (EEB) -mal de las "vacas locas"-, y de lo que se trata es de impedir que esto se produzca en España", concluyó Pablo Aguirre.