La doctora Suzette Priola y sus colegas estudiaron unos compuestos conocidos como tetrapirroles cíclicos, que se utilizan normalmente para tratar el cáncer, y descubrieron que estos fármacos pueden, en roedores, parar el cambio anormal que provoca que un prión bueno se transforme en uno malo.

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) está dentro el grupo de enfermedades relativas a los prones, ya que es provocada por estas versiones anormales de las proteínas cerebrales.

Dependiendo de la frecuencia de las dosis de esos compuestos, los ratones de laboratorio vivieron entre un 50% y un 300% más que los ratones no tratados.