A 31 de diciembre del 94, Urbi tenía un capital de 525 milloes de pesetas. El valor de sus fondos propios, como consecuencia de de las pérdidas producidas durante los últimos ejercicios, se elevaba a 261 millones, un 49,7 por cien del capital.

Por dicha razón, y desde el momento en que la Junta apruebe las cuentas correspondientes al ejercicio 1994, la sociedad, de no mediar la precitada reducción del nominal, se encontraría incursa en uno de los supuestos de disolución previsto en la ley de sociedades anónimas.