Aunque estaba previsto que despegase un segundo cohete, un desfase en el tiempo señalado para su lanzamiento impidió que supartida, por lo que algunos técnicos del centro de lanzamiento temen que no se alcancen los objetivos perseguidos con este experimento científico, aunque otros confían en que será "muy valiosa" la información recabada por la otra nave.

El ambiente en la base de El Arenosillo era de una extraordinaria expectación ya desde varias horas antes del lanzamiento. Un nutrido grupo de científicos, algunos de ellos venidos de fuera del país, aguardaban el momento decisivo.

La noche, que no era lo suficientmente oscura para el segundo despegue, había sido preparada con un exhaustivo cuidado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), dependiente del Ministerio de Defensa y artífice del proyecto en colaboración con el Instituto Astrofísico de Andalucía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIF).

Los cohetes objeto de este experimento son del tipo INTA 300/8, miden unos 8 metros de alto, cuentan con dos motores cada uno y pesan cerca de 600 kilos con su carga útil, formada po 6 fotómetros por cada aparato, que sirven para registrar los datos.

Las naves alcanzan una altura de unos 130 kilómetros, a partir de la cual comienzan a descender. Recogen la información a través de los fotómetros, que son liberados a unos 50 kilómetros de altitud, según explicaron a Servimedia fuentes del INTA.

Uno de los objetivos de este experimento es servir de pruebas para el próximo lanzamiento del cohete español "Capricornio". Esta nave tendrá como sede las Islas Canarias y será lanzada n 1996 con la misión de poner en órbita, a su vez, pequeños microsatélites.

Por el momento, las citadas fuentes desconocen la fecha en la que podría ser lanzando el segundo cohete de sondeo. Tampoco pudieron confirmar si la nave podrá ser enviada al espacio tras el fallido intento de la pasada madrugada.