Poco antes de la cuatro de la tarde, ocho toros bravos de una ganadería de Perales del Río huyeron de la finca, por causas desconoidas, y se dirigieron hacia la zona urbana del distrito de Villa de Vallecas.

Uno de los morlacos abandonó el grupo y decidió continuar la marcha hasta una parada de autobús ubicada frente al kilómetro 14 de la carretera de Valencia, donde una mujer esperaba la llegada del autocar de Arganda.

Ante la insólita presencia del animal, y presa de los nervios, Manuela comenzó a hacer aspavientos, que incitaron al toro a atacarla, corneándola y causándola heridas en la cabeza y uno de los brazos, por loque fue trasladada al Hospital Gregorio Marañón.

Posteriormente, el toro emprendió la marcha hasta la colonia Pablo Iglesias, donde varios agentes de la Guardia Civil, alertados del suceso, acabaron a tiros con el astado, ante el peligro que suponía para los viandantes.

El resto de las reses permaneció pastando en un descampado cercano a la carretera de Valencia, aunque la Policía Municipal mató a uno de ellos, cuando quería abandonar el grupo para dirigirse al núcleo urbano.

Finalmente, el ropietario de la ganadaría, acompañado de un vaquero y ayudado de varios cabestros, se trasladó al lugar y consiguió reunir a todos los animales, para conducirlos a su lugar de origen.