La decisión del partido regionalista se debe a la negativa del PP a aceptar todas sus demandas, entre las que figuran las de contar con la mayoría absoluta en la comisión de Gobierno y con la presidencia de las sociedades municipales. Asimismo, reclaman que en todos los actos oficiales y comparecencias públicas intervengan siempre representantes de ambas formaciones.

El PP obtuvo en las pasadas elecciones 9 concejales en el Ayuntamiento de Valencia y 8 Unión Valenciana, con lo que coneguían la mayoría absoluta con 17 ediles, frente a los 16 del PSOE e Izquierda Unida (13 y 6, respectivamente).

Si los populares no aceptan definitivamente las exigencias de UV, la socialista Clementina Ródenas volvería a gobernar el consistorio municipal, ya que UV votaría a su propio candidato, González Lizondo.

Según éste último, "el PP ha actuado con demasiada prepotencia, ya que necesita los votos de UV para conseguir una alcaldía que no les pertenece por derecho propio".