Según Unicef, la mayoría proceden de Siria e Irak, aunque hay menores de otras 20 nacionalidades. Ninguno de ellos ha sido acusado de ningún crimen en virtud del derecho nacional o internacional, agregó.

Unicef recuerda que “estos niños nunca deberían estar bajo detención militar y la violencia a la que son sometidos puede considerarse crímenes de guerra”. Lleva mucho tiempo preocupada por los niños detenidos en esta cárcel, debido a las malas condiciones físicas generales, la escasez de servicios, el hacinamiento y la falta de atención sanitaria y de saneamiento.

“Los niños apenas tienen contacto con sus familias, no tienen acceso a educación y se enfrentan a un destino incierto”, lamentó. Por todo ello, instó a las partes en el noreste de Siria a garantizar la protección física y bienestar de los niños del centro de detención, así como de los que están en las zonas cercanas.

En primer lugar, pidió la apertura de “un corredor humanitario seguro para acceder y evacuar a los niños del centro de detención y proporcionarles la atención y protección que necesitan urgentemente”. “Los niños y las personas fuera de combate, incluidos los que están enfermos y heridos, tienen derecho a protección y ayuda humanitaria”.

Además, hizo un llamamiento a los responsables del centro de detención para que liberen a todos los niños sin condiciones, comenzando por los más pequeños y los que tienen necesidades médicas urgentes o de otro tipo”.

“Siempre y cuando los niños sean evacuados a un lugar seguro, los actores humanitarios, sin ninguna distinción, deben tener un acceso a los niños continuado y sin obstáculos”, subrayó.

Finalmente, Unicef pidió a los Estados que hagan todo lo que esté en su poder para repatriar a los niños hijos de ciudadanos extranjeros, en línea con los estándares internacionales de protección infantil y derechos humanos.