Según subrayó Unicef en un comunicado, el fuego desatado el pasado 9 de enero, arrasó el Campo 16, quemando 300 refugios y dañando otros 500. La comunidad de acogida cercana al campo también resultó afectada. Los centros educativos para los niños rohingya apoyados por la agencia de la ONU, así como 200 instalaciones de agua y saneamiento, también sufrieron daños.

“No se han reportado víctimas, y los desplazados a causa del incendio han sido reubicados en campos adyacentes. Siete niños que resultaron heridos están recibiendo la asistencia médica necesaria”, añadió el comunicado.

Tanto Unicef como otras organizaciones aliadas trabajan en el terreno para cubrir las necesidades “inmediatas y urgentes” de niños y familias. “Eso incluye proporcionar alimento, agua, saneamiento, ropa y materiales para la construcción de refugios a las familias afectadas, que han perdido sus pertenencias en el incendio".

“Ahora nuestra preocupación es garantizar la seguridad y la protección de los niños y niñas que han sido desplazados de los albergues debido al incendio y evitar otros riesgos potenciales en este momento de crisis”, agregó Yett.