Unicef destaca que cerca del 50% de los dos millones de desplazados en ese país son menores de edad y muchos de ellos necesitan urgente atención sanitaria, alimentos, educación, agua potable y servicios de saneamiento y protección. Además, su situación se ha agravado con las altas temperaturas del verano.

La agencia de la ONU está especialmente alarmada por unos 700.000 niños que tienen que comenzar el nuevo curso en septiembre en 3.700 escuelas que en estos momentos están ocupadas por unos 150.000 desplazados.

Si estos desplazados no son desalojados y reubicados pronto, la educación de todos estos niños se verá interrumpida e incluso algunos de ellos podrían abandonar el sistema educativo de forma permanente.

La velocidad y la magnitud de la crisis están llevando al límite la capacidad del Gobierno, de las comunidades receptoras de desplazados y de las organizaciones de acción humanitaria, alerta Unicef.

"Estamos afrontando un desafío humanitario único en Pakistán, ya que la inmensa mayoría de los desplazados está buscando refugio en las comunidades receptoras, lo que hace mucho más difícil dotar de los servicios básicos a la población desplazada y a las comunidades en las que se asienta que si buscaran refugio en campamentos", indicó el director de programas de Emergencia de Unicef, Louis-Georges Arsenault.