En el mes de marzo, la madre detectó verrugas en la zona del ano a su hijo, por lo que fue sometido a una biopsia. La pediatra del niño comprobó que se trataba de una enfermedad de transmisión sexual y envió los reultados de la prueba al fiscal.

Ante la posibilidad de que el niño hubiera sido violado, varios miembros de la familia se sometieron a diferentes pruebas médicas con el fin de averiguar si padecen la enfermedad contagiada al niño. Concluídas las pruebas, un informe del forense ha determinado que el contagio no se ha producido en el entorno familiar.

Ahora, la madre quiere saber si su hijo fue víctima de abusos deshonestos cuando estuvo ingresado en el Hospital Central de Asturias.