"Diario Médico" ha publicado los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores franceses en el Hospital de Saint Vincent de Paul, en París. El equipo centró su investigación en dos variantes del ADN, la case I y la clase III, y sus consecuencias en niños obesos y sus familiares. De ella se dedujo que los niños que habían heredado la variante de clase I del padre eran un 80% más proclives a sufrir obesidad durante la infancia.

Esta consecuencia no se dio en aquellos que heredaban el gen de clase III ni en aquellos que heredaban la variante I de su madre. El doctor Pierre Bougneres, director del estudio, cree que durante el embarazo, el feto con la variante de clase I segrega mayor cantidad de insulina o que hace que, después de nacer, ese niño tenga programado su metabolismo para acumular grasa con mayor facilidad.

Aún así, todo el equipo de investigadores ha afirmado que éste no es el único factor, ni el más importante, en el desarrollo de la obesidad infantil. Para ellos, otros factores genéticos y del medio ambiente siguen jugando un papel muy importante.