El objetivo es desarrollar un modelo que puedan utilizar los niños propensos a este problema visual, desde los cinco años, con el fin de corregirla y prevenir otras enfermedades oculares vinculadas con ella, como las cataratas y el glaucoma.

A parte del problema de enfoque responsable de la visión borrosa de los miopes, la mayoría de ellos tienen imperfecciones ópticas que contribuyen a su progreso. Estas imperfecciones son las que los investigadores de la Universidad de Anglia pretenden corregir con sus lentillas.

Para comprobar su eficacia seleccionarán 400 voluntarios de edades comprendidas entre lo 14 y los 21 años, de los que se realizará un seguimiento de dos años de duración, para constatar si el uso de las lentes de contacto evitó el deterioro visual que se hubiera producido empleando sólo gafas.

Por su parte, oftalmólogos australianos están realizando un ensayo sobre la capacidad de adaptación de los niños pequeños al uso de lentes de contacto.

Doce millones de personas del Reino Unido sufren miopía, y a nivel mundial se calcula que este problema afecta a 1.000 millones de personas.