Junto a dicha residencia funciona una guardería municipal, y desde hace varios meses niños de dos y tres años de edad participan una vez a la semana junto a mayores con alzhéimer en un taller intergeneracional, que ha obtenido buenos resultados.

Por este motivo, los responsables de ambos centros se proponen ahora inaugurar un segundo taller semanal, con el fin de que los beneficios de la convivencia lleguen a un mayor número de ancianos y pequeños.

"Este tipo de experiencia es muy positivo para los mayores con esta dolencia neurodegenerativa desde el punto de vista afectivo, ya que al sentirse acompañados tienen menores niveles de ansiedad", subraya Judith Mollard, psicóloga de la asociación France Alzheimer.

Mollard añade que la actividad también es beneficiosa para los pequeños, ya que contribuye a mejorar su relación con los ancianos, pero debe tratarse de niños menores de cinco años, que se comportan de forma natural con estos enfermos porque no identifican el alzhéimer como un trastorno, y ha de realizarse con el apoyo de un número adecuado de profesionales.

"Son dos grupos de edad que manejan muy bien la comunicación no verbal, por ello el contacto entre ellos es beneficioso para ambos", subraya Elsa Galan-Kouznetsov, psicóloga del centro.

Los talleres también gozan de buena aceptación entre los padres de los niños, que opinan que este tipo de iniciativa contribuye a mejorar los vínculos de sus hijos con sus abuelos.