Los investigadores han lanzado una campaña para convencer a la industria de que deben reducir el nivel de sal en sus productos, a pesar de ser el aditivo más barto que da sabor a la comida.

Alrededor de un 15% de británicos tiene la presión sanguínea demasiado alta. De éstos, "el nivel de un 40% supone un grave peligro para su salud", explica Graham MacGregor, director del estudio.

La dieta normal británica contiene una media de 9 gramos de sal mientras que los expertos recomiendan que no se sobrepasen los 5 gramos en las mujeres y 7 gramos en los hombres.

El Ministerio de Sanidad todavía no se ha hecho eco de la propuesta de los médicos pero Kennet Claman, responsable médico ante el Gobierno, ha comenzado una revisión del asunto.