UNA PERSONA SECUESTRADA EN UN 'ZULO' PUEDE LLEGAR A PENSAR QUE NO QUIEREN ENCONTRARLE, AFIRMA UN PSIQUIATRA
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El psiquiatra Alberto Pascual Izaola ha manifestado, en declaraciones a Servimedia, que el hecho de que una persona secuestrada en un 'zulo' carezca de comunicación con el exterior, le produce una sensación de odio hacia el entorno que le rodea que incluso puede llegar a hacerle pensar que se han olvidado de él y que no desean enconrarle.
Pascual, analizando la situación en la que pueda encontrarse José María Aldaya tras su largo cautiverio (hoy cumple 251 días en manos de ETA), matizó que carecer de un aparato de radio o de otro medio que facilite el contacto con el exterior es "una forma de tortura", "un castigo adicional que el secuestrado cree no merecer y contra el cual se rebela constantemente".
"La víctima se siente desconectada, se siente abandonada por todo el mundo y piensa que si él no se entera de lo que pasa, pede ocurrir que los demás tampoco sepan nada de él", afirmó el psiquiatra.
Respecto a la relación del cautivo con sus raptores, Pascual indicó que el sentimiento del secuestrado es de "desconfianza hacia si lo que le están diciendo es verdad o mentira. Llega un momento en que todo se desdibuja".
Por otro lado, la carencia de luz en el 'zulo' donde se halla confinada puede llevar a la persona raptada, según Alberto Pascual, a una crisis de angustia y a una sensación de miedo, angustia que con el tempo podría transformarse en claustrofobia.
LARGA RECUPERACION
En este sentido, y refiriéndose a José María Aldaya, el catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense, Aquilino Polaino, explicó a Servimedia que el empresario podría tardar entre siete y ocho años en recuperarse de su prolongado cautiverio, dada la duración de éste y su edad.
Polaino señaló que, después de tantos meses, Aldaya habrá sufrido una "quiebra de la esperanza", un sentimiento cercano a la desesperación que dja a la víctima en un estado de completa indefensión. Aseguró que este sentimiento es más llevadero si la víctima logra ocupar su mente con buenos recuerdos de su vida que le den ánimos para aguantar el secuestro y resistir.
El doctor Polaino indicó que un cautiverio tan largo puede conducir a un agravamiento del cuadro depresivo, que produce un descenso de la autoestima personal. Asimismo, cree que Aldaya también habrá presentado ya síntomas de insomnio y ansiedad.
Este catedrático de Psicopatolgía relató que, una vez liberado, las secuelas del secuestro no desaparecerán, sino que las arrastrará durante varios años.
(SERVIMEDIA)
14 Ene 1996
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