Esta integrante de la secta, desarticulada el verano de 1988 tras la muerte de una compañera, indicó que llegó a sentirse tan acosada por la guía espiritual, Ana Camacho, con la idea de que estaba endemoniada, que un día llegó a asustarse enormemente, porque al mirarse al espejo "creyó ver que le habían crecido tant las orejas hasta ser similares a la del propio diablo".

Además, declaró que, estando en la cocina del inmueble que habitaban los miembros de la secta, en otra ocasión creyó notar cómo "algo o alguien" le provocó tres arañazos en una de sus piernas.

Tras contar lo sucedido a Rosa María Lima Sanz, la joven que al poco tiempo fallecía dentro de ese extraño grupo, aquélla le comentó que no temiese y que habría sido obra de los demonios que se encontraban dentro del piso. Acto seguido Rosa María Limale puso agua bendita en las heridas y éstas "desaparecieron totalmente", según la declarante.

Por otro lado, los análisis psiquiátricos solicitados por el fiscal de la Audiencia Provincial de Huelva, en relación con el caso de la "secta de Mazagón" o "Comunidad de Espíritus del Gran Aguila", han demostrado que la líder de este grupo, Ana Camacho, de 44 años, que dice ser diplomada en Puericultura y natural de Bollullos Par del Condado, se encuentra en perfectas condiciones de salud mental.

El juiio, que se inició ayer, ha estado teñido de dramatismo en el inicio de esta segunda jornada, en la que la sala de la Audiencia Provincial onubense se ha vuelto a llenar.

Los 7 integrantes de la secta están acusados de diversos delitos y para ellos el fiscal pide un total de 192 años de prisión. La autoproclamada líder, Ana Camacho, está acusada, entre otros delitos, de asesinato, estafa, amenazas, lesiones y allanamiento de morada.