La norma, la "School Standars and Framework Act", que regula la organización del sistema educativo británico, ha provocdo las protestas de varios centros privados que quieren seguir conservando el derecho de castigar corporalmente a los alumnos.

Un grupo de 40 escuelas cristianas planea emprender acciones legales contra la norma ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, según informa hoy "The Independent".

El director de uno de estos centros, Phil Williamson, de la Christian Felowship School de Liverpool, defiende la legitimidad del castigo corporal con fines didácticos. "Si es hecho en el contexto adecuado, ntonces los niños saben que si alguien que les ama les pega es porque algo debe haber ido muy mal", indica al rotativo británico. En el centro que dirige Williamson, los castigos corporales van desde el golpe en la palma de la mano de los niños, hasta la correa y el palo de madera para los adolescentes.

Sin embargo, la prohibición ha sido bienvenida por la Asociación de Directores de Escuelas Secundarias. Según su secretario general, John Dunford, "el tema del castigo corporal está muerto y enterrado.Estoy muy disgustado porque algunas escuelas quieran volver sobre ello. Los directores de las escuelas tiene claro que no es algo consistente con el sistema escolar actual. Se ha probado durante muchos años que no funciona".