Ambos médicos atendieron a l joven el 31 de diciembre para curarle un corte que se había hecho mientras ayudaba a sus padres en una tienda.

Según familiares de la afectada, le hicieron un torniquete para que dejara de sangrar y le vendaron el dedo, además de recomendarle que se tomara una aspirina si le dolía y decirle que volviera el 5 de enero.

En la querella se argumenta que la joven volvió a la clínica el 4 de enero, aquejada de fuertes dolores. Siempre según la versión de los familiares, el doctor Iglesias le aflojó lo torniquetes, vendó de nuevo el dedo y le pidió que volviera el día 7. Ese día sería cuando se hizo cargo del caso el doctor Ríos, que hizo una nueva cura y "vendó hasta el codo", según los familiares, además de recetar unos antibióticos.

Ese mismo día, la joven acudió al Hospital Provincial de Santiago, donde fue ingresada inmediatamente. El doctor Ríos Torriño aseguró que él mismo recomendó la amputación, a la vista de cómo estaba el dedo, y añadió que el vendaje se había realizado para inmovilizar l brazo y para realizar la intervención al día siguiente.

Sin embargo, los familiares de la joven niegan que en esa cura se le recomendara la amputación, pese al mal aspecto y mal olor que desprendía el dedo, al parecer ya gangrenado, y añadió que acudieron al Hospital Provincial por propia iniciativa, por miedo a que la gangrena se extendiera por todo el brazo.

La amputación del dedo podría tener graves secuelas para la muchacha, que hacía funciones de secretaría, trabajando con un ordenador en n despacho de abogados de Santiago.