Los hechos ocurrieron en 1984, cuando I.T.M. recibió en la antigua residencia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro una transfusión de sangre y plasma infectad con VIH (Sida) y HCV (Hepatitis C).

El Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Infanta Cristina, de Badajoz, diagnosticó diez años más tarde que la mujer padecía Sida, por lo que se inició una investigación para determinar el origen de la enfermedad.

El citado juzgado considera hechos probados que I. T. M. fue intervenida en 1984 a causa de una "gastritis yatrogénica provocada por la ingesta de antiinflamatorios". Asimismo, se comprobó que la sangre transfundida a la paciente había sido donda por siete personas infectadas con el virus del Sida.

La sentencia recoge, además, que a la mujer también se le administró en cuatro ocasiones un plasma de origen comercial, no habiéndose podido determinar la cantidad transfundida ni el laboratorio farmacéutico del que procedía.