El texto incluye una serie de sugerencias sobre buen comportamiento en las playas, entre ellas abstenerse de hacer top-less o de beber cerveza, no cambiarse fuera de los vestuarios o no colgar ropa en las sombrillas para secarla.

Esta iniciativa ha suscitado la indignación de los turistas alemanes, que se han sentido directamente aludidos por ella, hasta el punto de que el diario germano "Bild" denunció que las autoridades italianas "intentan arruinar las vacaciones a sus compatriotas con estas prohibiciones".

Para intentar tranquilizar los ánimos, el presidente de la SIB, Riccardo Borgo, ha manifestado que las propuestas recogidas en la guía son sólo "sugerencias" para mejorar la convivencia y la seguridad de los bañistas, y no leyes de obligado cumplimiento.

Sin embargo, algunos ayuntamientos italianos han aprovechado la coyuntura para recuperar su buena imagen y han implantado algunas restricciones, como prohibir pasear en bañador fuera de las playas, gritar en la vía pública o acampar en lugares no autorizados. Algunos, como el de Forio d'Ischia, incluso aplicarán sanciones de hasta 78 euros a los que infrinjan estas normas.

Todos los años la prensa italiana critica la falta de sensibilidad del turismo alemán con lo que definen como "los aspectos más elegantes de la cultura latina de playa". Sin embargo, este año los touroperadores están más sensibles de lo habitual a estas críticas.

Ello se debe a que el turismo nacional podría registrar un descenso de 6 millones de viajeros, como consecuencia de la crisis económica que atraviesa el país, según datos de la Asociación Italiana de Hosteleros.