La agencia europea alertó de que en muchos países el consumo de drogas en estos entornos “se considera cada vez más como la norma", mientras que los riesgos asociados "se subestiman” y admitió que otro motivo de “preocupación” es la “creciente disponibilidad” de una gama más amplia de sustancias, para "muchas" de las cuales "se desconoce el contenido y los efectos psicoactivos”.

En relación con las opciones de abordaje de esta problemática, el observatorio puntualizó que la “mayor parte” de la evidencia sobre las respuestas en entornos recreativos se relaciona con el alcohol y que “pocas intervenciones" dirigidas al consumo de drogas en dichos espacios han sido "evaluadas de manera sólida”.

En este punto, abogó por proporcionar material informativo sobre prevención o reducción de daños a los jóvenes en entornos recreativos, consciente de que los educadores entre pares “pueden ser vistos como más creíbles en la difusión de este tipo de información” y de que estas actividades pueden ser “respaldadas” por sitios web y aplicaciones con información “más detallada” sobre drogas, alcohol y riesgos relacionados, junto con consejos para evitar los daños que pueden surgir.

No obstante, admitió que la evidencia de los efectos del cambio de comportamiento a partir de estas intervenciones informativas “es escasa” y estimó que las estrategias de prevención ambiental “tienen una mejor base de evidencia”.

PREVENCIÓN AMBIENTAL

Este enfoque incluye medidas dirigidas a intervenir sobre factores que, a su entender, “promueven el consumo excesivo”, como la venta de bebidas con descuento o poner la música a todo volumen en el establecimiento, o que, por el contrario, tienen un "impacto positivo" y crean espacios y lugares “más seguros”, como reducir el “hacinamiento”, proporcionar salas de descanso y agua gratis, servir comida y “hacer cumplir las normas sobre comportamiento y acceso".

En paralelo, aseguró que los servicios de control de drogas permiten a las posibles usuarios analizar químicamente las sustancias, proporcionando información sobre el contenido de las muestras, así como asesoramiento y, en algunos casos, asesoramiento o intervenciones breves.

“Estos servicios también pueden proporcionar valiosas oportunidades para involucrar a las personas que usan drogas y para apoyar las actividades de monitoreo de drogas”, recalcó el observatorio, que recordó que el consumo de drogas en la vida nocturna está relacionado con una serie de problemas que incluyen intoxicación, pérdida del conocimiento y lesiones, comportamientos agresivos y violencia, sexo inseguro y violencia sexual o conducción bajo la influencia del alcohol u otras drogas.

La “mayoría” de estos daños están asociados con un patrón de “atracones de una o más sustancias”, es decir, con el “uso excesivo en una ocasión particular”. “Como resultado, muchas respuestas tienen como objetivo promover patrones de uso más seguros y mejorar la seguridad de las personas que usan sustancias en estos entornos”, apostilló.

La guía pretende proporcionar “una visión general” de lo que, a su juicio, “se debe considerar al planificar o dar respuestas sociales y de salud” a los problemas relacionados con las drogas en festivales, vida nocturna y otros entornos recreativos, y revisa las intervenciones disponibles y su efectividad.