Exige que la nueva regulación de esta modalidad de contrato, que actualmente se está negociando con sindicatos y empresarios, debe garantizar las siguientes características: que sea estable, voluntario, sin discrimnación salarial, con prestaciones sociales similares al trabajo a tiempo completo y con un límite máximo de duración de la jornada laboral.

La normativa que se apruebe debe facilitar la conversión de este tipo de empleo a jornada completa y viceversa. El sindicato recuerda que el 76% de los contratos a tiempo parcial corresponde a mujeres y que el porcentaje de trabajadoras que no presta sus servicios a jornada completa ha pasado del 11,8% de 1990 al 17,4% de 1997.

La imposibilidad de encontrar u trabajo a tiempo completo, la falta de reparto de las responsabilidades familiares y domésticas y la insuficiente protección de la maternidad son algunos de los factores enumerados por UGT para explicar que muchas mujeres se ven obligadas a optar por el tiempo parcial.

La central recuerda además que normalmente se trata de empleos mal remunerados, desprotegidos, sin estabilidad laboral y con escaso o nulo prestigio social.