LA UE MALGASTA 25 MILLONES DE EUROS AL AÑO EN SERVICIOS DE INTERPRETES NO USADOS POR QUIENES LOS PIDIERON
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
Cada año, la Unión Europea malgasta más 25 millones de euros en servicios de intérpretes que no son utilizados por quienes los habían solicitado, según se desprende del "Informe de interpretación anual de la UE", que se publicará la próxima semana, informa el diario "The Guardian".
Alex Stubb, europarlamentario finlandés autor del documento, sostiene que uno de los principales motivos de esta situación es la costumbre de numerosos diputados europeos de solicitar los servicios de un intérprete para asistir a una reunión de una comisión a la que luego no van.
Stubb cree que los europarlamentarios deberían tomar la iniciativa para reducir este despilfarro, ya que los servicios de un intérprete del Parlamento Europeo tienen un coste diario de 1.500 euros, mientras que los que trabajan en otras instituciones de la UE cobran 1.000 euros diarios.
Los servicios de interpretación de las principales instituciones de la UE -Parlamento, Comisión, Consejo, Comité Económico y Social y Comité de las Regiones- tiene un coste equivalente al 1% del presupuesto anual de la Unión Europea.
En 2003, último año del que existen datos, el coste de este servicio ascendió a 161 millones de euros, y esta cifra se ha disparado con la ampliación en 2004, de 15 a 25 miembros. Un día de interpretación en el Parlamento Europeo tenía un coste de 37.000 euros antes de la ampliación, pero actualmente cuesta 87.000 euros diarios, ya que ahora se precisan 60 interpretes todos los días que hay sesiones.
Por su parte el servicio de traducción de documentos oficiales a todos los idiomas comunitarios emplea a 2.000 personas, lo que eleva a 667 millones de euros la factura anual del departamento de traducción de interpretación de la UE, el de mayor envergadura del mundo por delante del de la ONU, donde sólo se traducen 6 idiomas.
En una primera versión de su informe, que posteriormente ha suavizado, Stubb, que es bilingüe en inglés, recomendaba como medida de ahorro que no se utilizaran algunos idiomas en las reuniones cuando los europarlamentarios dominen más de una lengua.
"El idioma es una herramienta de comunicación y no una seña de identidad", sostiene, pero "para muchos europarlamentarios constituye una cuestión de cultura, por lo que hay que ser muy cuidadoso."
(SERVIMEDIA)
31 Ago 2006
LVR