Los médicos turcos Mustafa Gündüz y Bülent Sabrán, que participaron en las autopsias de los cadáveres del Yak-42, y la empleada del Instituto de Toxicología de Estambul (Turquía) Fátima Mukaddes, no declararon ayer en el juicio, tal y como estaba previsto, debido a que no se pudo efectuar la videoconferencia desde Turquía.

En una carta remitida al tribunal, la Embajada de Turquía explicó que no se pudo hacer la videoconferencia porque las autoridades judiciales turcas no tienen los medios técnicos suficientes para realizarla. En la misiva se llegó a proponer al tribunal que se desplace a Turquía para tomar declaración a los tres testigos.

El presidente del tribunal, el juez Javier Gómez Bermúdez,explicó que los magistrados no pueden aceptar esta propuesta ya que esa posibilidad no está contemplada en el ordenamiento jurídico español.

Por lo tanto, el tribunal decidió volver a citar a los tres testigos turcos para el próximo 15 de abril y decidió suspender la vista hasta ese día.

En concreto, Gómez Bermúdez explicó que los tres testigos turcos tienen dos opciones: o viajan hasta Madrid para presentarse físicamente ante el tribunal o se desplazan a las agregadurías de la Embajada de España en Ankara o Estambul para realizar la videoconferencia desde allí, ya que estos dos órganismos sí disponen de los medios técnicos suficientes.

A partir de ese día, e independientemente de que finalmente declaren los tres testigos turcos, el tribunal retomará la vista oral. La prueba documental, que estaba prevista que se celebrase esta semana, se practicará el 20, 21 y 22 de abril, día en el que esta previsto que se dicte el visto para sentencia.

El fiscal encargado del juicio, Fernando Burgos, pide cinco años de prisión para el general Vicente Navarro y cuatro años y medio para el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez, al acusarles de un delito continuado de falsedad en documento oficial.

Los tres militares están acusados de este delito por haber faltado a la verdad cuando atribuyeron una filiación que no era la suya a 30 de las 62 víctimas del Yak-42, el avión que se estrelló en Trebisonda (Turquía) el 26 de mayo de 2003.