Según informó hy la organización ecologista Greenpeace, así se pone de manifiesto en la sentencia emitida por el citado tribunal en relación a una denuncia que la industria del PVC interpuso contra Greenpeace por la publicación de carteles en los que se leía: "El PVC es un veneno medioambiental".

Greenpeace insiste en denunciar el elevado contenido en cloro y aditivos tóxicos que presenta el PVC, lo cual, según los ecologistas, provoca graves daños ambientales y riesgos sobre la salud pública durante su producción, so y gestión como residuo.

La organización conservacionista inició en 1990 una campaña internacional para prohibir la fabricación y el uso de "este peligroso plástico".

Los datos de Greenpeace revelan que en Centroeuropa más de cien ciudades han prohibido el uso de PVC en la construcción de edificios públicos y numerosas cadenas de supermercados y tiendas están eliminando ese material de sus productos.

Austria es uno de los países en los que ha surtido mayor efecto la campaña contra este plático, ya que se ha prohibido su uso en envases para alimentos y bebidas y en la construcción de edificios públicos de tres provincias, seis capitales regionales (incluida Viena) y otras nueve ciudades.

Para Dolores Romano, responsable de la campaña por la Producción Limpia de Greenpeace España, "el tribunal austriaco ha confirmado que el PVC representa un riesgo inaceptable para el medio ambiente y la salud pública. En España conocemos bien los graves problemas ocasionados por la producción de este plstico tras los accidentes sufridos por Elf Atochem en Miranda de Ebro y los vertidos contaminantes de Solvay y Aiscondel al Mediterráneo".

"Es hora", agrego, "de que las autoridades españolas empiecen a tomar medidas similares a las de sus homólogos europeos y prohiban este contaminante producto".