Bajo un gran cartel en el que se podí leer la frase "Por la libertad de expresión en la UGT de Extremadura", los tres hombres, que cubrían sus rostros con pasamontañas, comparecieron ante los medios de comunicación para ofrecer su punto de vista sobre la situación interna de la UGT en la región, cuyo último capítulo fue la expulsión por dos meses y medio del secretario provincial de Cáceres, Miguel Angel Rubio.

Los encapuchados no quisieron identificarse, "no por cobardía, sino por temor a ser expulsados del sindicato", y leyeron ante lo medios de comunicación un comunicado en el que culpan al secretario regional de la UGT en Extremadura, Antonio Rosa, de actuar de manera dictatorial y de utilizar "medidas coactivas" para solucionar los problemas de la UGT, que, según los comparecientes, se pueden resolver a través del diálogo.

Los tres encapuchados dijeron pertenecer a una federación de un sector concreto de la UGT y uno de ellos dijo que la razón de aparecer encapuchados ante los medios de comunicación se debe a que "si damos la caa nos expulsan inmediatamente".

"Lo que no queremos es irnos nosotros, sino expulsar a todos los indeseables que hay en la UGT, y esta va a ser nuestra lucha", añadió uno de los encapuchados, que comparecieron ante los periodistas en "terreno neutral", en los locales de la Junta de Personal de los sindicatos, en Cáceres.

Los tres afiliados a la central acusaron a Antonio Rosa de "hacer desaparecer de un plumazo a todos los que hacen alguna declaración que no convenga a la cúpula extremeña del sinicato". El caso más reciente y por el que ha saltado la polémica es el del secretario provincial, pero antes ya habían sido expulsados el secretario de la Federación de Transportes, el de la Federación de Servicios Públicos y el de la comarca de Navalmoral de la Mata.