Más del 75% de las encuestadas afirmó que el hombre debía ser el principal proveedor de ingresos en la familia y un 70% dijo que no deseaba trabajar tan duro como sus madres para compaginar vida laboral y familiar. La mayoría consideraba que los 30 años era la mejor edad para establecerse con su pareja y tener el primer hijo.

En opinión de la directora del Instituto Nacional de la Familia del Reino Unido, Vicki Shotbolt, se trata de una generación de mujeres que han visto a sus madres trabajar muy duro para poder tener todo y se han dado cuenta que este modelo no funciona. Muchas han sentido la ausencia de sus progenitoras durante su infancia y no quieren que eso les suceda a sus hijos.

Tras décadas de continuo aumento en el número de divorcios y de familias monoparentales, ahora nueve de cada diez jóvenes preferirían tener sus hijos dentro del matrimonio, y un 75% cree que las parejas actuales no hacen lo suficiente para evitar el divorcio, según la encuesta.

El 25% proyecta abandonar su empleo para dedicarse plenamente a su familia cuando tengan su primer hijo y tan sólo un 1% afirmó que su carrera seguiría siendo prioritaria después de convertirse en madres. El 95% consideraba fundamental el compromiso de su pareja, muy por encima de la calidad de las relaciones sexuales, un aspecto que sólo el 6% calificó de esencial.