LOS TRATAMIENTOSA TOXICOMANOS SON EVALUABLES, SEGUN UN EXPERTO NORTEAMERICANO
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Los tratamientos terapéuticos que se dispensan a los toxicómanos son evaluables y es posible determinar si se adaptan mejor a peor a las necesidades de cada paciente, no solamente por los métodos antidroga que emplean, sino también por los servicios de rehabilitación que ofrecen, según manifestó hoy en Madrid el profesor A. Thomas McLellan, de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos).
Este experto, ceador de un sistema para medir la gravedad de la adicción, llamado "Adiction Severity Index" (ASI), pronunció la conferencia inaugural de las VI Jornadas Estatales de Profesionales de Comunidades Terapéuticas para Toxicómanos, que se celebrarán desde hoy y hasta el próximo sábado en el Palacio de Congresos.
El encuentro está organizado por la Asociación de Profesionales de Comunidades Terapéuticas para Toxicómanos, lo patrocina la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas y colaboran yuntamiento y Comunidad de Madrid, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), la Organización Nacional de Ciegos (ONCE), la Embajada de Estados Unidos, el Programa de Intervención en Drogodependencias (PID) y el Banco Hispano Americano.
En base a estudios propios y de otros colegas, el profesor McLellan demostró que no se han encontrado diferencias importantes entre los resultados de tratamientos dispensados a alcohólicos y cocainómanos en hospitales y los proporcionados en centros ambulatoris. Sin embargo, el coste de la atención hospitalaria es 10 veces mayor que la ambulatoria, señaló el especialista.
Ahora bien, si el tratamiento es bueno, entonces "¿por qué el dar más tratamiento no es mejor?", se preguntó McLellan refiriéndose a la mayor intensidad y dureza de los métodos en centros sanitarios.
La respuesta estaba, para el profesor de la Universidad de Pensilvania, en saber "¿qué sucede durante el tratamiento?". Para ello, su equipo confeccionó un "Cuestionario de Servicios de ratamiento" (CST), un sencillo formulario que cada técnico tarda unos 5 minutos en cumplimentar, una vez a la semana con cada paciente.
En el mismo, además de reflejar el tipo de tratamiento antidroga que recibe (contra al alcohol, metadona, para desintoxicarse de la cocaína, etc.), el drogodependiente contesta si recibe alguna clase de ayuda o rehabilitación en campos como el empleo, la familia, atención médica, trastornos psicológicos o asesoramiento jurídico, si tiene problemas con la Justicia.
Tras aplicar el mencionado CST a tres programas privados de Estados Unidos, todos ellos "muy caros", McLellan comprobó que, a los 6 meses, mejoraban más los pacientes de aquellos tratamientos que más servicios ofrecían.
La conclusión es, pues, que los servicios que apuntan únicamente al problema de la droga no son suficientes si no atienden también "al estado psicológico de la persona".
El científico comentó en el debate que siguió a su intervención que no existe todavía una manera de saber cuáno tiempo de tratamiento necesita una persona para rehabilitarse y que se desconoce la terapia efectiva con los casos de "trastornos de personalidad antisociales", duraderos y que suelen ir acompañados de comportamiento criminal e impulsivo.
En cambio, sí concluyó que los pacientes normales pueden encontrar su tratamiento adecuado mediante el clásico sistema que en Norteamérica se llama "Gestión de Casos" y tiene más de cien años. En definitiva, dijo McLellan, "no intentamos adecuar pacientes a programs, sino los problemas del paciente a los servicios que se pueden ofrecer".
(SERVIMEDIA)
20 Nov 1991
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