Todo ello se inscribe en los planes de los nuevos gestores de de Trasmediterránea nombrados por el Gobierno, y que persiguen preparar a la naviera pública para su privatización en 1998. La demora hasta el próximo año en la vnta se debe a la obligación de esperar a que venza el contrato-programa que mantiene con el Estado desde su nacionalización en 1978.

Los recortes han empezado por el 'staff' directivo, ya que el nuevo presidente, José María Tría de Bes, nombrado por el Gobierno tras las últimas elecciones, ha reducido a uno los ocho directores generales que había, mientras que las 48 direcciones con que se encontró las ha dejado en 18.

Además, Trías de Bes ha puesto en marcha un Plan Estratégico paralelo que pretnde reducir los costes operativos un 20% hasta 1999, es decir, después de la privatización y antes de que se produzca la liberalización de los servicios de transporte marítimo en España.

En dicho plan se inscribe la supresión de líneas como la que cubre el trayecto Algeciras-Tánger en hidrofoil, o la que atiende el servicio Tenerife-Los Cristianos-La Gomera en hidrofoil. Para los nuevos gestores, los mercados a los que debe encauzarse el negocio de la naviera son los de Latinoamérica y Africa.

Trsmediterránea, participada en un 95% por el Estado y un 5% por capital privado, prevé registrar unos beneficios de 1.500 millones de pesetas en 1998 y de 3.200 millones en 1999.

La compañía cuenta con ratios atractivos para su privatización, como el volumen de negocio que mantiene anualmente, unos 40.000 millones de pesetas, unos activos valorados en 60.000 millones de pesetas y una estructura financiera no comprometida, ya que carece de endeudamiento, según sus responsables.